martes, 2 de mayo de 2023

Evangelio del Dia Miércoles 3 de Mayo 2023

 Antífona de Entrada 

Que nuestro único orgullo sea la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, porque en Él tenemos la salvación, la vida y la resurrección, y por Él hemos sido salvados y redimidos. Aleluya.

Primera Lectura Lectura del libro de los Números (21, 4-9)

En aquellos días, el pueblo se impacientó y murmuró contra Dios y contra Moisés, diciendo: “¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Para que muriéramos en el desierto? No tenemos pan ni agua y ya estamos hastiados de esta miserable comida”. Entonces envió Dios contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían y murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado al murmurar contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte de nosotros las serpientes”. 

Moisés rogó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió: “Haz una serpiente como ésas y levántala en un palo. El que haya sido mordido por las serpientes y mire la que tú hagas, vivirá”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la levantó en un palo; y si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce, quedaba curado. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Primera Lectura Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los filipenses (2, 6-11) 

Cristo Jesús, siendo Dios, no consideró que debía aferrarse a las prerrogativas de su condición divina, sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo y por  obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz. 

Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 77 

No olvidemos las hazañas del Señor. 

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza; presten oído a las palabras de mi boca. 

Abriré mi boca y les hablaré en parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.  

No olvidemos las hazañas del Señor. 

Cuando Dios los hacía morir, lo buscaban y madrugaban para volverse hacia él. 

Se acordaban de que Dios era su auxilio; el Dios altísimo, su redentor.

No olvidemos las hazañas del Señor. 

Lo adulaban con su boca, le mentían con su lengua; 

su corazón no era sincero con él ni eran fieles a su alianza. 

No olvidemos las hazañas del Señor. 

Pero él sentía lástima de ellos, les perdonaba su culpa y no los destruía. 

Muchas veces dominó su ira y apagó el furor de su cólera.  

Aclamación antes del Evangelio 

Aleluya, aleluya. 

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu santa cruz redimiste al mundo. 

Aleluya.

Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Juan (3, 13-17) 

Gloria a ti, Señor. 

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre,

 que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, 

así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. 

Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, 

sino para que el mundo se salvara por él”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.




















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