sábado, 13 de mayo de 2023

Moniciones y Lecturas 21 de mayo de 2023 – VII Domingo de Pascua Ciclo A

 

Monición de entrada 

Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Sean todos bienvenidos a la celebración de esta santa misa, en la Solemnidad de la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo.

La ascensión es como el desarrollo del acontecimiento de la Pascua, su plenitud, que todavía «madurará» más con el envío del Espíritu. Pascua, Ascensión y Pentecostés no son unos hechos aislados, sucesivos, que conmemoramos con la oportuna fiesta anual, sino un único y dinámico movimiento de salvación que ha sucedido en Cristo, nuestra Cabeza, y que se nos va comunicando en la celebración pascual de cada año.

 Antífona de Entrada 

Hombres de Galilea, ¿qué hacen allí parados mirando al cielo? Ese mismo Jesús, que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto marcharse. Aleluya.

Con la alegría de que Cristo asciende entre aclamaciones, pero que se queda con nosotros hasta el fin de los tiempos, comencemos esta santa Misa, de pie, cantando juntos el canto de entrada…

Monición a la primera lectura (Hechos de los Apóstoles 1, 1-11)

 Lucas, en el inicio del libro de los Hechos de los Apóstoles, nos narra hoy el acontecimiento que celebramos este día: La Ascensión de Jesús a los cielos. Al mismo tiempo nos dispone ya para prepararnos al cumplimiento de la promesa de Cristo, el envío del Espíritu Santo, quien nos acompañará hasta la segunda venida de Cristo.

Primera Lectura 

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 1-11)

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios. Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: “No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”. Los ahí reunidos le preguntaban: “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?” Jesús les contestó: “A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra”. Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

 Monición al salmo responsorial (Salmo 46) 

El salmo 46 no puede ser más adecuado para hoy. Invita a los pueblos a batir palmas porque «Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas». El salmista lo decía de Yahvé, con ocasión de alguna victoria. Nosotros, después de la Pascua del Señor, lo cantamos con entusiasmo confesando nuestra fe en la victoria de Cristo Jesús, diciendo todos: 
 R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono.  Aleluya. 

  • Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R. 
  • Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. R. 
  • Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. R. 

 Monición a la segunda lectura (Efesios 1, 17-23) 

El pasaje de la carta de San Pablo a los Efesios, que leemos hoy, está ciertamente bien elegido para la solemnidad que celebramos: es un himno cristológico con el que nos invita a comprender en profundidad el misterio de Cristo y la «extraordinaria grandeza del poder» que desplegó Dios en Cristo, «resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo.

Segunda Lectura 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 17-23

Hermanos: Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de reflexión para conocerlo. Le pido que les ilumine la mente para que comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en él, por la eficacia de su fuerza poderosa. Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de cualquier persona, no sólo del mundo actual sino también del futuro. Todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del que lo consuma todo en todo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor

Monición al Evangelio (Mateo 28, 16-20) 

Ya casi al final del tiempo pascual, contemplaremos hoy la escena conclusiva del evangelio de Mateo. El Resucitado reúne a sus discípulos en Galilea y los envía a la misión universal, prometiéndoles estar con ellos hasta el final de los tiempos. Hoy está con nosotros, y nos preparamos para escuchar su palabra, cantando el aleluya.

Aclamación antes del Evangelio 

 Aleluya, aleluya. 

Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor, y sepan que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.

Aleluya. 


Evangelio 

† Lectura  del Santo Evangelio según San Mateo (28, 16-20)


En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración de los fieles 

 Opción 1 


Presidente: 
Hermanos, Jesús está en la presencia de Dios, su Padre, e intercede por nosotros. Por eso digamos confiadamente:
 Te lo pedimos, Señor. 
 
  • Para que la iglesia, viviendo el mandamiento del amor, sea signo de esperanza en los cielos nuevos y la tierra nueva. Oremos. 
  •  Para que el Papa y los obispos transmitan la alegría de la Pascua y muestren a todos la salvación de Dios. Oremos. 
  • Para que los misioneros laicos y los consagrados que anuncian el Evangelio encuentren en Cristo, que está a la derecha del Padre, la fuerza que necesitan. Oremos.
  • Para que nuestra fe nos ayude a sobreponernos ante las dificultades y problemas. Oremos.
  • Para que el Espíritu del Señor esté con los enfermos que pronto morirán, los conforte y les dé fe en la vida eterna. Oremos.
  • Para que la celebración del misterio de la Pascua de Cristo nos anime a anunciar el Evangelio con alegría y coraje. Oremos.

Presidente: 
Señor Jesucristo, que en el seno de la Trinidad haces presente a todos los hombres, escucha nuestras oraciones y haz que un día gocemos contigo de la gloria. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Monición Presentación de las Ofrendas 

Con las ofrendas de Pan y Vino llevemos al altar también los esfuerzos y sacrificios por tener una vida más digna. Hagamos esta ofrenda cantando todos con alegría.

 Monición de Comunión 

«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días» es la promesa de Jesús en el Evangelio de hoy. Y Él está presente en la Santa Eucaristía. Acerquémonos a recibirle cantando.

Antifonia de Comunión 

Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Aleluya. 

Monición  Final 

«Id y haced discípulos de todos los pueblos» —dice el Señor—; por eso vayamos al mundo ahora a cumplir la misión que a cada uno de nosotros corresponde, evangelizando a todos los alejados de Dios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario