Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Sean todos bienvenidos a la celebración de esta santa misa, en la Solemnidad de la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo.
La ascensión es como el desarrollo del acontecimiento de la Pascua, su plenitud, que todavía «madurará» más con el envío del Espíritu. Pascua, Ascensión y Pentecostés no son unos hechos aislados, sucesivos, que conmemoramos con la oportuna fiesta anual, sino un único y dinámico movimiento de salvación que ha sucedido en Cristo, nuestra Cabeza, y que se nos va comunicando en la celebración pascual de cada año.
Antífona de Entrada
Hombres de Galilea, ¿qué
hacen allí parados mirando al
cielo? Ese mismo Jesús, que
los ha dejado para subir al
cielo, volverá como lo han visto
marcharse. Aleluya.
Con la alegría de que Cristo asciende entre aclamaciones, pero que se queda con nosotros hasta el fin de los tiempos, comencemos esta santa Misa, de pie, cantando juntos el canto de entrada…
Monición a la primera lectura (Hechos de los Apóstoles 1, 1-11)
Lucas, en el inicio del libro de los Hechos de los Apóstoles, nos narra hoy el acontecimiento que celebramos este día: La Ascensión de Jesús a los cielos. Al mismo tiempo nos dispone ya para prepararnos al cumplimiento de la promesa de Cristo, el envío del Espíritu Santo, quien nos acompañará hasta la segunda venida de Cristo.
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 1-11)
En mi primer libro, querido
Teófilo, escribí acerca de todo
lo que Jesús hizo y enseñó,
hasta el día en que ascendió
al cielo, después de dar sus
instrucciones, por medio del
Espíritu Santo, a los apóstoles
que había elegido. A ellos se les
apareció después de la pasión,
les dio numerosas pruebas
de que estaba vivo y durante
cuarenta días se dejó ver por
ellos y les habló del Reino de
Dios.
Un día, estando con ellos a la
mesa, les mandó: “No se alejen
de Jerusalén. Aguarden aquí a
que se cumpla la promesa de
mi Padre, de la que ya les he
hablado: Juan bautizó con agua;
dentro de pocos días ustedes
serán bautizados con el Espíritu
Santo”.
Los ahí reunidos le
preguntaban: “Señor, ¿ahora
sí vas a restablecer la soberanía
de Israel?” Jesús les contestó:
“A ustedes no les toca conocer
el tiempo y la hora que el
Padre ha determinado con
su autoridad; pero cuando
el Espíritu Santo descienda
sobre ustedes, los llenará de
fortaleza y serán mis testigos
en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria y hasta los últimos
rincones de la tierra”.
Dicho esto, se fue elevando
a la vista de ellos, hasta que
una nube lo ocultó a sus ojos.
Mientras miraban fijamente
al cielo, viéndolo alejarse, se
les presentaron dos hombres
vestidos de blanco, que les
dijeron: “Galileos, ¿qué hacen allí
parados, mirando al cielo? Ese
mismo Jesús que los ha dejado
para subir al cielo, volverá como
lo han visto alejarse”. Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Monición al salmo responsorial (Salmo 46)
El salmo 46 no puede ser más adecuado para hoy. Invita a los pueblos a batir palmas porque «Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas». El salmista lo decía de Yahvé, con ocasión de alguna victoria. Nosotros, después de la Pascua del Señor, lo cantamos con entusiasmo confesando nuestra fe en la victoria de Cristo Jesús, diciendo todos:
R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
- Aplaudan, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R.
- Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. R.
- Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. R.
Monición a la segunda lectura (Efesios 1, 17-23)
El pasaje de la carta de San Pablo a los Efesios, que leemos hoy, está ciertamente bien elegido para la solemnidad que celebramos: es un himno cristológico con el que nos invita a comprender en profundidad el misterio de Cristo y la «extraordinaria grandeza del poder» que desplegó Dios en Cristo, «resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo.
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 17-23
Hermanos: Pido al Dios de
nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de la gloria, que les
conceda espíritu de sabiduría y
de reflexión para conocerlo.
Le pido que les ilumine la
mente para que comprendan
cuál es la esperanza que les da
su llamamiento, cuán gloriosa y
rica es la herencia que Dios da
a los que son suyos y cuál la
extraordinaria grandeza de su
poder para con nosotros, los que
confiamos en él, por la eficacia
de su fuerza poderosa.
Con esta fuerza resucitó a
Cristo de entre los muertos
y lo hizo sentar a su derecha
en el cielo, por encima de
todos los ángeles, principados,
potestades, virtudes y
dominaciones, y por encima de
cualquier persona, no sólo del
mundo actual sino también del
futuro.
Todo lo puso bajo sus pies y
a él mismo lo constituyó cabeza
suprema de la Iglesia, que es su
cuerpo, y la plenitud del que lo
consuma todo en todo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor
Monición al Evangelio (Mateo 28, 16-20)
Ya casi al final del tiempo pascual, contemplaremos hoy la escena conclusiva del evangelio de Mateo. El Resucitado reúne a sus discípulos en Galilea y los envía a la misión universal, prometiéndoles estar con ellos hasta el final de los tiempos. Hoy está con nosotros, y nos preparamos para escuchar su palabra, cantando el aleluya.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Vayan y enseñen a todas las
naciones, dice el Señor, y sepan
que yo estaré con ustedes todos
los días hasta el fin del mundo.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (28, 16-20)
En aquel tiempo, los once
discípulos se fueron a Galilea
y subieron al monte en el que
Jesús los había citado. Al ver
a Jesús, se postraron, aunque
algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó
a ellos y les dijo: “Me ha sido
dado todo poder en el cielo
y en la tierra. Vayan, pues, y
enseñen a todas las naciones,
bautizándolas en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándolas a cumplir
todo cuanto yo les he mandado;
y sepan que yo estaré con
ustedes todos los días, hasta el
fin del mundo”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración de los fieles
Opción 1
Presidente:
Hermanos, Jesús está en la
presencia de Dios, su Padre,
e intercede por nosotros. Por
eso digamos confiadamente:
Te lo pedimos, Señor.
- Para que la iglesia, viviendo
el mandamiento del amor, sea
signo de esperanza en los
cielos nuevos y la tierra nueva.
Oremos.
- Para que el Papa y los obispos
transmitan la alegría de la
Pascua y muestren a todos la
salvación de Dios. Oremos.
- Para que los misioneros
laicos y los consagrados
que anuncian el Evangelio
encuentren en Cristo,
que está a la derecha del
Padre, la fuerza que necesitan.
Oremos.
- Para que nuestra fe nos
ayude a sobreponernos ante
las dificultades y problemas.
Oremos.
- Para que el Espíritu del
Señor esté con los enfermos
que pronto morirán, los conforte
y les dé fe en la vida eterna.
Oremos.
- Para que la celebración
del misterio de la Pascua de
Cristo nos anime a anunciar el
Evangelio con alegría y coraje.
Oremos.
Presidente:
Señor Jesucristo, que en
el seno de la Trinidad haces
presente a todos los hombres,
escucha nuestras oraciones
y haz que un día gocemos
contigo de la gloria. Tú que
vives y reinas por los siglos
de los siglos.
Monición Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas de Pan y Vino llevemos al altar también los esfuerzos y sacrificios por tener una vida más digna. Hagamos esta ofrenda cantando todos con alegría.
Monición de Comunión
«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días» es la promesa de Jesús en el Evangelio de hoy. Y Él está presente en la Santa Eucaristía. Acerquémonos a recibirle cantando.
Antifonia de Comunión
Yo estaré con ustedes todos
los días, hasta el fin del mundo.
Aleluya.
Monición Final
«Id y haced discípulos de todos los pueblos» —dice el Señor—; por eso vayamos al mundo ahora a cumplir la misión que a cada uno de nosotros corresponde, evangelizando a todos los alejados de Dios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario