XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
"Las relaciones fraternas nacen del perdón mutuo"
MISAL DOMINGO 10 DE SEPTIEMBRE 2023
RITOS INICIALES
MONICIÓN DE ENTRADA (Monitor)
Nos encontramos una vez más reunidos en la casa de Dios para celebrar la Santa Eucaristía Dominical. En el vigésimo tercer domingo del tiempo ordinario, la liturgia nos instruirá sobre nuestra vida en la comunidad, haciéndonos responsables unos de otros mediante la corrección fraterna basada en el amor.
La liturgia de la palabra fomentará en nosotros la actitud necesaria de perdón y reconciliación para poder celebrar con sinceridad la eucaristía.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal. 118, 137.124 (Monitor)
Eres justo, Señor, y rectos son
tus mandamientos; muéstrate
bondadoso con tu siervo.
Abramos nuestro corazón a esa gracia y comencemos nuestra celebración con el canto de entrada. De pie por favor.
CANTO DE ENTRADA
JUNTOS CANTANDO LA ALEGRÍA
G
Juntos cantando la alegría
C G D
de vernos unidos en la fe y el amor,
G G7
juntos sintiendo en nuestras vidas
C D7 G
la alegre presencia del Señor.
Gm Em G
Somos la Iglesia peregrina que Él fundó,
C G
somos un pueblo que camina sin cesar.
Em G
Entre cansancios y esperanzas hacia Dios,
C D G
nuestro amigo Jesús nos llevará.
Gm Em G
Hay una fe que nos alumbra con su luz,
C G
una esperanza que empapó nuestro esperar.
Em G
Aunque la noche nos envuelva en su inquietud,
C D G
nuestro amigo Jesús nos guiará
SALUDO
Celebrante: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
ACTO PENITENCIAL
Celebrante: Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
Celebrante: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.
CANTO DE TEN PIEDAD
Em E7 Am
Señor ten piedad
D7 G
Seeñor ten piedad
Em Am
Señor ten piedad
B7 Em
De nosotros ten piedad
Em E7 Am
Cristo ten piedad
D7 G
Criisto ten piedad
Em Am
CRISTO ten piedad
B7 Em
De nosotros ten piedad
Em E7 Am
Señor ten piedad
D7 G
Seeñor ten piedad
Em Am
Señor ten piedad
B7 Em
De nosotros ten piedad
CANTO DE GLORIA
GLORIA Mejía
Em G B7 Em
Gloria, gloria a Dios en el cielo
G D C D Em
Y en la tierra a los hombres paz
G D
Te alabamos y te bendecimos,
C Am B7
Te adoramos y glorificamos
G D
y nosotros hoy te damos gracias
C Am B7
Por tu grande y eterna gloria.
Em B7
Señor Dios nuestro
Em
Padre, Padre, Padre
Am Em
Señor Dios, Hijo
G D Em G D Em
Piedad, piedad, piedad Señor
D Em
Tu que quitas el pecado del mundo
G D Em G D Em
Escúchanos, escúchanos
D Em
Tu que estas a la derecha del Padre
G D Em G D Em
Piedad, piedad, piedad Señor
Em G B7 Em
Solo Tu eres Santo, solo Tu Señor,
G D C D Em
Solo Tu altísimo Jesucristo
Em G B7
Con el Santo Espíritu en la gloria
Em
de Dios Padre,
G D C D E
Amén, amén, aaaamen.
ORACIÓN COLECTA
Celebrante: Señor Dios, de quien nos
viene la redención y a quien
debemos la filiación adoptiva,
protege con bondad a los
hijos que tanto amas, para
que todos los que creemos
en Cristo obtengamos la
verdadera libertad y la
herencia eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
R. Amen
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Monitor)
Un profeta no sólo «anuncia» cosas de parte de Dios. También «denuncia» y reprende a las personas o a todo el pueblo, haciéndole ver las consecuencias nefastas que puede tener su conducta improcedente. Mediante la comparación con el centinela, Ezequiel nos explica esa función del profeta.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta
Ezequiel (33, 7-9)
Esto dice el Señor: “A ti, hijo
de hombre, te he constituido
centinela para la casa de Israel.
Cuando escuches una palabra
de mi boca, tú se la comunicarás
de mi parte.
Si yo pronuncio sentencia
de muerte contra un hombre,
porque es malvado, y tú no lo
amonestas para que se aparte
del mal camino, el malvado
morirá por su culpa,
pero yo te pediré a ti cuentas de
su vida.
En cambio, si tú lo amonestas
para que deje su mal camino
y él no lo deja, morirá por
su culpa, pero tú habrás salvado
tu vida”.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos Señor
SALMO RESPONSORIAL
MONICIÓN SALMO RESPONSORIAL 94 (Monitor)
En consonancia con la primera lectura, el salmo 94 nos exhorta a no endurecer nuestro corazón a la voz de Dios que suena a través de sus «profetas». A este salmo contestaremos todos:
SALMO RESPONSORIAL 94
C Am F G7 C
R. Señor, que no seamos sordos
a tu voz
Vengan, lancemos
vivas al Señor,
aclamemos al Dios
que nos salva.
Acerquémonos a él,
llenos de júbilo,
y démosle gracias.
R.
Vengan, y puestos de rodillas,
adoremos y bendigamos
al Señor, que nos hizo,
pues él es nuestro Dios
y nosotros, su pueblo,
él nuestro pastor y nosotros,
sus ovejas. R.
Hagámosle caso al Señor,
que nos dice:
“No endurezcan su corazón,
como el día de la rebelión
en el desierto,
cuando sus padres
dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras”. R.
SEGUNDA LECTURA
MONICIÓN SEGUNDA LECTURA (Monitor)
En la segunda parte de su carta a los Romanos, la más práctica, Pablo da consejos sobre la manera como deben vivir los cristianos en comunidad.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos
(13, 8-10)
Hermanos: No tengan con
nadie otra deuda que la del amor
mutuo, porque el que ama al
prójimo, ha cumplido ya toda la
ley. En efecto, los mandamientos
que ordenan: “No cometerás adulterio, no
robarás, no matarás, no darás
falso testimonio, no codiciarás”
y todos los otros, se resumen
en éste: “Amarás a tu prójimo
como a ti mismo”, pues quien
ama a su prójimo no le causa
daño a nadie. Así pues, cumplir
perfectamente la ley consiste en
amar.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos Señor
MONICIÓN EVANGELIO (Monitor)
Muy pronto la comunidad cristiana tuvo que enfrentarse al hecho del pecado en su seno: los cristianos no conseguían vivir a la altura del querer de Dios. Jesús hoy nos da unas normas sobre la corrección fraterna para erradicar ese pecado en la comunidad.
CANTO DE ALELUYA
CANTO DE ALELUYA
ALELUYA (Busca Primero)
INTRO: D F#m G D
D F#m G D G D A A7
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluuuya
D F#m G D G D A D
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Monitor)
R. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al
mundo, por medio de Cristo, y
nos ha encomendado a nosotros
el mensaje de la reconciliación.
R. Aleluya, aleluya.
EVANGELIO
SANTO EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (18, 15-20)
En aquel tiempo, Jesús
dijo a sus discípulos:
“Si tu hermano comete
un pecado, ve y amonéstalo
a solas. Si te escucha,
habrás salvado a tu hermano.
Si no te hace caso, hazte
acompañar de una o dos
personas, para que todo
lo que se diga conste por
boca de dos o tres testigos.
Pero si ni así te hace caso,
díselo a la comunidad;
y si ni a la comunidad
le hace caso, apártate
de él como de un pagano
o de un publicano.
Yo les aseguro que todo lo
que aten en la tierra quedará
atado en el cielo, y todo lo que
desaten en la tierra quedará
desatado en el cielo.
Yo les aseguro también
que si dos de ustedes
se ponen de acuerdo
para pedir algo, sea lo que fuere,
mi Padre celestial
se lo concederá; pues donde
dos o tres se reúnen en mi
nombre, ahí estoy yo en medio
de ellos”.
Palabra del Señor.
R. Gloria a Ti Señor Jesús.
C G C F C
Gloria Y Honor A Ti, Señor Jesús
HOMILIA
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
Benedicto XVI, Papa
Homilía(04-09-2011): Cuestión de caridad
Sunday 04 de September de 2011
Queridos hermanos y hermanas:
Las lecturas bíblicas de la misa de este domingo coinciden en el tema de la caridad fraterna en la comunidad de los creyentes, que tiene su fuente en la comunión de la Trinidad. El apóstol san Pablo afirma que toda la Ley de Dios encuentra su plenitud en el amor, de modo que, en nuestras relaciones con los demás, los diez mandamientos y cada uno de los otros preceptos se resumen en esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Rm 13, 8-10). El texto del Evangelio, tomado del capítulo 18 de san Mateo, dedicado a la vida de la comunidad cristiana, nos dice que el amor fraterno comporta también un sentido de responsabilidad recíproca, por lo cual, si mi hermano comete una falta contra mí, yo debo actuar con caridad hacia él y, ante todo, hablar con él personalmente, haciéndole presente que aquello que ha dicho o hecho no está bien. Esta forma de actuar se llama corrección fraterna: no es una reacción a una ofensa recibida, sino que está animada por el amor al hermano. Comenta san Agustín: «Quien te ha ofendido, ofendiéndote, ha inferido a sí mismo una grave herida, ¿y tú no te preocupas de la herida de tu hermano? ... Tú debes olvidar la ofensa recibida, no la herida de tu hermano» (Discursos 82, 7).
¿Y si el hermano no me escucha? Jesús en el Evangelio de hoy indica una gradualidad: ante todo vuelve a hablarle junto a dos o tres personas, para ayudarle mejor a darse cuenta de lo que ha hecho; si, a pesar de esto, él rechaza la observación, es necesario decirlo a la comunidad; y si tampoco no escucha a la comunidad, es preciso hacerle notar el distanciamiento que él mismo ha provocado, separándose de la comunión de la Iglesia. Todo esto indica que existe una corresponsabilidad en el camino de la vida cristiana: cada uno, consciente de sus propios límites y defectos, está llamado a acoger la corrección fraterna y ayudar a los demás con este servicio particular.
Otro fruto de la caridad en la comunidad es la oración en común. Dice Jesús: «Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 19-20). La oración personal es ciertamente importante, es más, indispensable, pero el Señor asegura su presencia a la comunidad que —incluso siendo muy pequeña— es unida y unánime, porque ella refleja la realidad misma de Dios uno y trino, perfecta comunión de amor. Dice Orígenes que «debemos ejercitarnos en esta sinfonía» (Comentario al Evangelio de Mateo 14, 1), es decir en esta concordia dentro de la comunidad cristiana. Debemos ejercitarnos tanto en la corrección fraterna, que requiere mucha humildad y sencillez de corazón, como en la oración, para que suba a Dios desde una comunidad verdaderamente unida en Cristo. Pidamos todo esto por intercesión de María santísima, Madre de la Iglesia, y de san Gregorio Magno, Papa y doctor, que ayer hemos recordado en la liturgia.
Julio Alonso Ampuero
Meditaciones Bíblicas sobre el Año Litúrgico
Fundación Gratis Date, Pamplona, 2004
Deuda de amor
Rom 13,8-10
«A nadie le debáis nada, mas que amor». Tenemos para con los demás la «deuda» del amor. Cuando hemos realizado un acto de caridad para con el prójimo, cuando hemos hecho el bien a alguien, quisiéramos que nos lo agradeciera, que todo el mundo nos lo reconociera y que Dios mismo nos lo pagase. Sin embargo, somos deudores de los demás. Les debemos amor. No sólo les debemos lo que cae en el campo de la estricta justicia. Si Cristo nos hubiera tratado en estricta justicia, estaríamos condenados. Sin embargo, nos amó, y no en cualquier grado, sino «hasta el extremo» (Jn 13,1). Igualmente nosotros: cuando nos hayamos entregado hasta el extremo, habremos de exclamar: «somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer» (Lc. 17,10).
«El que ama tiene cumplido el resto de la Ley». San Pablo, siguiendo al propio Cristo (Mt 22,34-40), nos recuerda que toda la Ley se resume en el mandamiento del amor. Lo cual no significa que todo lo demás no importe, sino que tenemos que prestar atención a esta fuente de la que todo brota. Por eso san Agustín pudo proclamar: «Ama y haz lo que quieras». El que de verdad ama no hace mal a su prójimo. El que de verdad ama hace el bien siempre y a todos. El que de verdad ama, supera la estricta justicia, cumple los mandamientos y los rebasa. Se trata de cultivar las actitudes profundas del corazón, pues «el árbol bueno da frutos buenos» (Mt 7,17). Si uno está lleno por dentro de caridad, no hay que preocuparse de más: se trata sencillamente de dejar que la caridad rebose hacia fuera. Por el contrario, el que no ama, inútilmente se esforzará en cumplir los mandamientos, pues «el árbol malo da frutos malos» (Mt 7,17).
«Amar es cumplir la Ley entera». Por si quedaba alguna duda, esta frase final subraya que el amor no es un puro sentimiento. El amor a Dios consiste en cumplir su mandamientos (1 Jn 5,3). El amor es delicado, cuidadoso, exigente, hasta en los más mínimos detalles. En cambio, el que no cumple la Ley entera tendrá que reconocer que su amor todavía deja mucho que desear.
Te pediré cuentas
Mt 18,15-20
El evangelio de hoy nos presenta un aspecto que en la mayoría de las comunidades cristianas está sin estrenar. Jesús dice: «Si tu hermano peca, repréndelo». La lógica es muy sencilla: si a cualquier madre le importa su hijo y le duele lo que es malo para su hijo y le reprende porque le quiere y desea que no tenga defectos, con mayor razón al cristiano le debe importar todo hombre, sencillamente por que es su hermano. ¿Me duele cuando alguien peca?
La lectura de Ezequiel es incluso más fuerte en esto : «Si tú no hablas poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, a ti te pediré cuenta de su sangre». Somos responsables de los hermanos. Si viéramos a alguien que va a caer en un precipicio, le gritaríamos una y mil veces. Pues bien, da escalofrío la indiferencia con que vemos alejarse personas de Cristo y de la Iglesia y vivir en el pecado y no les decimos ni palabra. «Si tu hermano peca, repréndelo». «Si no le pones en guardia, te pediré cuenta de su sangre». ¿Me siento responsable? Recordemos que fue Caín el que dijo: «¿Acaso soy yo guardián de mi hermano?»
Por lo demás, está claro que se trata de reprender por amor y con amor. No con fastidio y rabia o porque a uno le moleste. Es una necesidad del amor. El amor a los hermanos lleva a luchar para que no se destruyan a sí mismos. Tenemos con ellos una deuda de amor que nos impide callar, precisamente para su bien. Todo menos la indiferencia.
Manuel Garrido Bonaño
Año Litúrgico Patrístico
Semana XIX-XXVI del Tiempo Ordinario. , Vol. 6, Fundación Gratis Date, Pamplona, 2001
La corrección fraterna es una gran forma de caridad, a esto alude también la lectura primera, tomada del profeta Ezequiel. San Pablo nos exhorta a observar la ley suprema del amor.
El misterio de la Iglesia de Cristo, en cuanto comunidad fraterna, impone a todos sus miembros actitudes de celo apostólico por la salvación de todos los hombres, ya que se alimenta de la Eucaristía, sacramento de unidad y de amor. El amor a Cristo nos lleva al amor a los hermanos y viceversa.
–Ezequiel 3,7-9: Si no hablas al malvado te pediré cuenta de su sangre. Testigo del amor de Dios, el creyente debe ayudar también a su hermano en su reconciliación con el Padre. Escribe San Gregorio Magno:
«Mas es de notar por cuán contumaz es tenido aquel cuya contumacia tan frecuentemente se repite. Luego el pecador debe ser reprendido y jamás temido; debería, sí, ser temido el hombre, si él mismo, en cuanto hombre, temiera al autor de todo; pero quien no usa de la razón para temer a Dios, tanto menos debe ser temido en nada cuanto él es menor en lo que debe ser... Hay que mirar atentamente y con cuidado lo que el Señor dice al profeta: que primero oiga sus palabras y que después hable. Oímos las palabras de Dios si las cumplimos; y entonces las hablamos rectamente a los prójimos cuando primero las hubiéremos cumplido nosotros» (Homilías sobre Ezequiel 1,10).
–El Salmo 94 nos ayuda a meditar la lectura anterior: «Ojalá escuchéis hoy su voz. No endurezcáis vuestro corazón». La voz del Señor es la corrección fraterna que hemos de recibir con alegría, plena disponibilidad y agradecimiento.
–Romanos 13,8-10: La plenitud de la Ley es el amor. La trascendencia de la caridad evangélica es tal que hace al cristiano responsable de la gloria de Dios y de la salvación de los hermanos por encima de cualquier otra urgencia religiosa o legalista. Comenta San Agustín:
«Solo la caridad distingue a los hijos de Dios de los del diablo. Sígnense todos con la señal de la Cruz de Cristo; respondan todos: Amén; canten todos: Aleluya; bautícense todos, frecuenten la iglesia, apíñense en las basílicas. No se distinguirán los hijos de Dios de los del diablo, si no es por la caridad. Los que tienen caridad nacieron de Dios; los que no la tienen no nacieron de Él. Gran distintivo y señal. Ten todo lo que quieras, si te falta solo la caridad, de nada te aprovecha todo lo que tengas. Si no tienes otras cosas, ten ésta, y cumplirás la Ley. «Quien ama a su prójimo cumple la Ley», dice el Apóstol. Y también: «El pleno cumplimiento de la Ley es la caridad»(Rom 13,8.10)» (Exposición de la Carta a los Romanos 5,7).
–Mateo 18,15-20: Si te hace caso has salvado a tu hermano. La búsqueda evangélica de la persona humana, para salvarla y redimirla, fue la clave de la misión personal del Corazón de Jesucristo y su entrega amorosa. Así comenta este pasaje San Agustín:
«Debemos reprender con amor; no con deseo de dañar, sino con afán de corregir. Si fuéramos así, cumpliríamos con exactitud lo que hoy se nos ha aconsejado... ¿Por qué le corriges? ¿Porque te duele el que haya pecado contra ti? En ningún modo. Si lo haces por amor propio nada haces. Si lo haces por amor hacia él, obras excelentemente. Considera en las mismas palabras por amor de quien debes hacerlo, si por el tuyo o por el de él... Hazlo por él, para ganarlo a él. Si haciéndolo ganas, no haciéndolo pierdes... Que nadie desprecie el pecado contra el hermano... Precisamente porque todos hemos sido hechos miembros de Cristo. ¿Cómo no vas a pecar contra Cristo, si pecas contra un miembro de Cristo?» (Sermón 82).
En medio del mundo nos espera la responsabilidad de hacer el bien, venciendo el mal con sobreabundancia de amor. Procuremos la salvación de todos.
LECTIO DIVINA
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Señor, te pedimos que nos envíes tu Espíritu, para que podamos ser instrumentos de tu paz y tu perdón ante nuestros hermanos, que seamos medios eficaces de misericordia en nuestras comunidades, e iluminados por tu Palabra vayamos formando cada día una comunidad fraterna. Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
LECTURA DEL TEXTO BÍBLICO (Mt 18, 15-20)
¿Qué dice el texto?
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.
Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos». Palabra del Señor.
Pistas de reflexión
Contexto bíblico
Este pasaje nos hace sentir incómodos porque prescribe 1) un proceso de confrontación para lidiar con los conflictos dentro de la Iglesia y, 2) una dura pena para aquellos que se rehúsan a escuchar. En esto nos ayuda recordar que la meta es la reconciliación. Mateo aborda en él un nuevo aspecto en la dinámica de la vida de los discípulos. Es la primera vez que emplea el término «hermano» para designar la relación existente entre los miembros de la comunidad de discípulos de Jesús.
Los tres versículos iniciales presentan tres maneras o caminos de ganar al hermano. Detrás de los dos primeros son perfectamente reconocibles procedimientos habituales entre los judíos y sancionados por los propios libros sagrados. Para la reprensión privada (Lev. 19, 17); para la reprensión en presencia de dos o tres testigos (Dt. 19, 15).
Los procedimientos reseñados en estos tres últimos versículos son considerados habitualmente como corrección fraterna. Y ciertamente lo son, aunque son también mucho más por ir seguidos del v. 18, cuyas palabras expresan y significan el poder de perdonar los pecados: «Todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo». Estas palabras se refieren al conjunto de los procedimientos anteriores, confiriendo a éstos la condición de actos y gestos de perdón con valor ante Dios.
Este Evangelio fue escrito al final del primer siglo, cuando la Iglesia estaba sufriendo persecución desde el exterior y crecientes dolores por dentro, esto último se expresaba en las diferentes tensiones y disputas que tenían. El principio que guía este capítulo es: “La vida del discipulado no es un una relación individualista con Cristo, sino vida en comunidad”. Cuando se rompe una relación, es valioso regresar una y otra vez para intentar la reconciliación.
Texto bíblico
A) Si tu hermano comete un pecado
“Si tu hermano…” (gr. Ἀδελφός σου, adelphos sou, tu hermano). Esto lleva implícita la relación familiar que había entre los cristianos y que Jesús intentó que las hubiera. Somos hermanos y hermanas y no solamente miembros de la misma comunidad. Las personas valoran las relaciones familiares, Jesús nos llama a poner las relaciones con hermanos y hermanas cristianos a la misma altura que las relaciones de sangre incluso si nuestros hermanos cristianos son culpables de alguna ofensa.
“Peca contra ti” Si desechamos la frase “contra ti”, el foco de la oración se coloca en los pecados de la otra persona. Si incluimos esas palabras, el énfasis se coloca en la naturaleza personal de la ofensa: el pecado cometido contra nosotros. De cualquier manera que lo pongamos, las palabras de Jesús tienen sentido. Si nos damos cuenta del pecado, ya sea que esté dirigido hacia nosotros o no, nosotros tenemos la responsabilidad de tomar la iniciativa y, si es posible, de encontrar un remedio. No tenemos que murmurar o enojarnos, sino confrontar. La meta es ganarse otra vez al ofensor y para ayudar al pecador en su lucha contra el pecado.
Eso implica que la confrontación debería ocurrir de una manera en que pueda ganarse al ofensor otra vez en lugar de alejarlo o alejarla todavía más.
“Ve, y amonéstalo a solas.” Esta es la más discreta y menos amenazante forma de intervención posible, ya que protege al ofensor en contra de alguna vergüenza innecesaria, y permite la corrección antes de que la ofensa sea de conocimiento general. Incluso si el remedio requiere que la ofensa sea conocida más ampliamente, se puede ver al ofensor como realizando una acción correctiva más que como sufriendo una exposición pública. Si existe una esperanza para que el ofensor retenga su dignidad, este primer paso lo hace posible.
B) Toma contigo a uno o dos
El requisito de tener a dos o tres testigos viene de Dt. 19:15, “No valdrá un testigo contra ninguno en cualquier delito, o en cualquier pecado, en cualquier pecado que se cometiere. Esto protege a la gente en contra de acusaciones injustas, y tiene eco en 1 Tim. 5, 19 “Contra el anciano no recibas acusación sino con dos o tres testigos.”
La Iglesia debe deliberar cuidadosamente y de manera justa sobre su acción para disciplinar a alguien. No existe el requisito de que ese “uno o dos” hayan sido testigos de la ofensa original. En su lugar, estos van con el lado ofendido para atestiguar lo que pasa durante la intervención. También añaden una medida de sabiduría dos o tres cabezas son mejores que una y prestan un servicio de equilibrio, ya que es más fácil desechar la opinión de una persona que el consejo de dos o tres. Es posible que ayuden al lado ofendido a ver la ofensa de una manera menos dura. Incluso pueden descubrir que el lado ofendido es el verdadero ofensor; pero la meta no es encontrar al culpable sino remover el pecado y restaurar al pecador. Si el conflicto no se puede resolver durante la segunda intervención, ese “uno o dos” servirán como testigos ante la Iglesia. Su testimonio ayudará a la Iglesia a entender el problema y a determinar el remedio que se necesita.
C) Díselo a la comunidad
La palabra “Iglesia” (gr. ἐκκλησία, ekklesia, la asamblea de la gente, en este caso una asamblea de cristianos) se puede referir a la Iglesia más extensa o a la congregación local. En este contexto, muy seguramente se refiere a la congregación local. “Tenlo (gr. σοι, soi, (tenlo) tú, que es singular en lugar de plural) por pagano y publicano”. Este Evangelio de Mateo los gentiles y cobradores de impuestos son palabras en código que se refieren a los no-creyentes o extranjeros, y que reflejan la perspectiva esencialmente judeo-cristiana de la tradición de Mateo (5, 47; 6, 7, 32; 9, 10; 10, 18, 11, 19; 20, 19).
Una vez más, el objetivo es restaurar al pecador a la fe y práctica de la Iglesia, esta vez a través de una dura disciplina (aunque mucho menos dura que la lapidación, palizas o amputación de miembros que algunas otras religiones practican). La iglesia se debe relacionar con la persona como a un extranjero, como a una persona sin fe. Esa persona ya no será elegible para participar en los ritos que son solamente para creyentes, por ejemplo la Santa Comunión. Aunque parece que la iglesia está forzando al ofensor a salir de su círculo, en realidad solamente está reconociendo públicamente que el ofensor ya se ha colocado a sí mismo o a sí misma fuera de su círculo. La esperanza es que el ofensor, al encontrarse fuera del redil, sea motivado a dar los pasos necesarios para restaurar su regreso en la comunión fraterna.
D) Lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo
Jesús le da a la Iglesia la autoridad que previamente le dio a Pedro (16, 19). “Atar” y “desatar” tiene que ver con actividades prohibidas o permitidas. También tienen que ver con la pertenencia a la Iglesia, quién es o no es parte del Cuerpo de Cristo. Por encima de eso, Jesús le da la autoridad a la Iglesia para disciplinar, claramente esperando que la use, y asegurándoles de la convergencia de esto en el cielo. Está diciendo que cuando la Iglesia responde a la guía de Dios llegará a las decisiones que ya se han hecho en los cielos” En otras palabras, Dios nos permite, por la obra del Espíritu Santo, descubrir e implementar la voluntad de Dios.
“Pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos». El culto judío requiere la presencia de al menos diez hombres judíos adultos para formar una comunidad. El Minyán o Minián (en hebreo מניין) es un quórum mínimo de diez personas adultas (entiéndase mayores de 13 años), requerido según el judaísmo para la realización de ciertos rituales, el cumplimiento de ciertos preceptos, o la lectura de ciertas oraciones. Pero la Mishna (del hebreo מִשְׁנָה, estudio, repetición) Mishna dice, “Pero si dos se sientan juntos y las palabras de la ley se comparten entre ellos, la Divina Presencia descansa entre ellos”. Jesús escoge esta última norma de dos personas, y no menciona a ningún varón adulto. ¡Dos o tres! Una persona puede orar sola, pero reunirse en el nombre de Jesús multiplica el poder. Aquí Jesús promete que estará con cada grupo de dos o más que se reúnan en su nombre.
Preguntas para la lectura:
¿Qué le dijo Jesús a sus discípulos?
¿Si tu hermano te escucha, que habrás hecho?
¿Si tu hermano no te hace caso qué debes hacer?
¿Pero si así no te hace caso, cuál es el siguiente paso?
¿Qué les dice a sus discípulos?
¿Qué les asegura a sus discípulos?
MEDITACIÓN (Qué me dice la Palabra de Dios)
Reviso mi propia vida, para analizar mis actitudes de perdón por las ofensas que posiblemente recibo. ¿Cómo respondo a esas ofensas? ¿Con palabras y gestos más duros? ¿Con paz? ¿Con diálogo? ¿Con perdón, sin guardar resentimientos?
Si ofrezco el perdón ¿me siento cobarde, poca persona, humillada? ¿Me dominan los sentimientos de humillación, de ser menos si me callo o acostumbro a responder con perdón y amor? O ¿espero la ocasión para desquitarme? ¿Trato de ser instrumento de paz entre los que me rodean? ¿Qué hago de positivo a favor de la verdadera paz en mi comunidad?
ORACIÓN: ¿Qué le respondo al Señor? ¿Qué le decimos?
Gracias, Señor, porque nos ayudas a reconocer nuestras faltas y eso también nos ayuda a estar cerca de nuestros hermanos. Gracias por todas las ocasiones que nos invitas a ser parte de una comunidad y estar rodeado entre hermanos, con problemas y dificultades pero Tú estás en medio de nos otros. Por eso te damos gracias Señor. Gracias Señor, gracias Señor.
Te pedimos perdón por las ocasiones que hemos sido intransigentes con los hermanos y nos hace falta caridad con los miembros de nuestras comunidades, cuando nos sentimos perfectos y juzgamos las faltas de nuestros hermanos y creemos ser nosotros los portadores del amor de Dios. Por eso te pedimos perdón. Perdón Señor, perdón Señor.
CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?
A Jesús, que perdona y corrige al soldado que lo abofetea.
En la cruz, que pide al Padre el perdón a los que le insultan.
A los discípulos que muchas veces titubeaban para corregir a sus discípulos.
Me contemplo ayudando a mi hermano a corregirse con amor.
ACCIÓN: ¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?
La intención general del apostolado de la oración del Papa para el mes de septiembre es:
Por la evangelización: Parroquias al servicio de la misión
“Por nuestras parroquias, para que, animadas por el espíritu misionero, sean lugares de transmisión de la fe y testimonio de la caridad.”
Intención personal: Trataré de corregir mis defectos principalmente los que me hacen agredir y ofender a los de mi familia, ser más amable con ellos y hacerlos sentir que también son mis hermanos.
Intención comunitaria: Que en mis comunidades sea un medio de comunicación y de amor a Dios hacia a mis hermanos y si algunos de ellos tienen alguna falla se lo haré saber con mucha caridad, y así poder construir una comunidad fraterna.
CREDO (Profesión de Fe)
CREDO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
ORACION UNIVERSAL
ORACIÓN DE LOS FIELES.
Celebrante: Sabiendo que el amor a Dios
y al prójimo son el fundamento
de nuestra vida, oremos al
Padre para que nos enseñe
a amar. Digamos:
R. Enséñanos a amar.
ORACIÓN DE LOS FIELES. (Monitor)
Para que no endurezcamos
el corazón y acojamos a
todos como Dios nos acoge.
Oremos con fe.
Para que el Papa y nuestro obispo ejerzan su ministerio con los mismos sentimientos de Cristo. Oremos al Señor.
Para que, con sabiduría
y discernimiento, los
pastores de la Iglesia
guíen, acompañen y
enseñen la Palabra de Dios.
Oremos con fe.
PPara que el Señor manifieste
su voluntad a los que viven
en adulterio, matan a sus
hermanos o envidian los
bienes ajenos, y los convierta
a la fe verdadera.
Oremos con fe.
Para que el amor de Cristo
sea la fuerza de los misioneros,
el distintivo de los cristianos y
la característica de su Iglesia.
Oremos con fe.
Para que la misericordia
recibida de Dios nos haga
misericordiosos con nuestros
hermanos. Oremos con fe.
Para que los que nos
alimentamos del Cuerpo
y la Sangre del Señor vivamos
en comunión con Él y con
nuestros hermanos.
Oremos con fe.
ORACIÓN.
Celebrante: Enséñanos a amar,
escucha nuestras oraciones
y no permitas que nunca
nos apartemos de Ti. R. Amén
LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Celebrante: Señor Dios, fuente de toda
devoción sincera y de la paz,
concédenos honrar de tal
manera, con estos dones, tu
majestad, que, al participar
en estos santos misterios,
todos quedemos unidos en un
mismo sentir.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén
MONICIÓN DE OFRENDAS (Monitor)
Cristo nos habló en su palabra, pronto lo estará también en el Pan y el Vino consagrados. Por eso, como ofrenda espiritual, presentemos al Señor el deseo sincero de asumir la corrección fraterna con espíritu caritativo.
Ofrenda Sagrada: recibe señor mi ofrenda junto al pan y al vino Reconozco que todo lo que tengo y todo lo que soy tú me lo has dado y es mi agradecimiento porque eres mi señor a quien ofrezco el fruto de mi trabajo para las necesidades sostenimiento y engrandecimiento de nuestra iglesia amén.
CANTO DE OFERTORIO
G Bm C G
Te presentamos el vino y el pan
C G Em Am D7 G
Bendito seas por siempre Señor
G C G
Bendito seas Señor
C G
Por este pan que nos diste
C Bm Em Am D7
Fruto de la tierra y del trabajo de los hombres
G Bm C G
Te presentamos el vino y el pan
C G Em Am D7 G
Bendito seas por siempre Señor
G C G
Bendito seas Señor
C G
El vino tu nos lo diste
C Bm Em Am D7
Fruto de la vid y del trabajo de los hombres
G Bm C G
Te presentamos el vino y el pan
C G Em Am D7 G
Bendito seas por siempre Señor
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Celebrante: Bendito seas señor, Dios del universo por este pan y este vino fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de Salvación.
INVITACIÓN A ORAR
Celebrante: Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
PLEGARIA EUCARISTICA
Celebrante: El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Celebrante: Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Celebrante: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
Prefacio Dominical III
Nuestra humanidad salvada
por la humanidad de Cristo
Celebrante: En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque reconocemos como
obra de tu poder admirable no
sólo haber socorrido nuestra
débil naturaleza con la fuerza
de tu divinidad, sino también el
haber previsto el remedio
en nuestra misma naturaleza
mortal, y así, con lo que fue la
causa de nuestra ruina, con eso
mismo nos diste la salvación,
por Cristo, Señor nuestro.
Aclamación:
Por él, los ángeles cantan con
júbilo eterno y nosotros nos
unimos a sus voces, cantando
humildemente tu alabanza:
CANTO DE SANTO
SANTO LUNA
Bm Em A D
Santo, Santo,
G Em F#m Bm
Santo es el Señor Dios del universo
Bm Em A D
llenos están los cielos y la tierra
G Em F#m Bm
de su Gloria ¡Hosanna!
Bm Em A D G Em F#m Bm
Hosanna Hosanna Hosanna en el cielo (2)
Bm Em
Bendito es el que viene
A D
en Nombre del Señor,
G Em F#m Bm
Hosanna en el cielo, Hosanna
CONSAGRACIÓN
PREFACIO
Celebrante: Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad;
TRANSUBSTANCIACIÓN
1ª Epíclesis o invocación al Espíritu Santo.
Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.
Relato de la institución de la Eucaristía.
El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan; dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE EL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR NOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE EL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR NOSOTROS
Y POR TODOS LOS HOMBRES
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
ACLAMACION
Éste es el Sacramento de nuestra fe:
R. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. !Ven, Señor Jesús!
E B7 E
Anunciamos tu muerte señor
C#m A E B7
Y proclamamos tu resurrección
A B7 E
Hasta que vuelvas.
Anámnesis Memorial y ofrenda
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo,
Oblación te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
2ª Epíclesis o invocación al Espíritu Santo
Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Intercesión
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y con el Papa ... , con nuestro Obispo ... y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Conmemoración de los Santos
Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen, Madre de Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
ACLAMACION
Doxología
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. R. Amén.
INTRO: Bm A Bm
Bm A Bm D A Bm
Aaaameeeeeen, Aaaaameeeeeen,
G A Bm
Aaaaameeeeeen,
RITO DE LA COMUNIÓN
PADRE NUESTRO (Oración)
Celebrante: Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:
PADRE NUESTRO
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
PADRE NUESTRO (Balada)
C Em F G
Padre nuestro, que estas en el cielo
F G F G
Santificado sea tu nombre,
C G Am F G
Venga a nosotros, venga tu reino
C Em F G
Hágase tu voluntad
Dm G F G
así en la tierra, como en el cielo.
C G Am F G
El pan danos hoy, nuestro pan de cada día
C Em
Perdona nuestras ofensas,
F G
Así como nosotros
Dm G
Perdonamos a quien nos ofende.
C G Am F G
Y no nos dejes caer en tentación
C G Am F C G C
Más líbranos del mal. Del mal, Del mal
Celebrante: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
RITO DE PAZ
Celebrante: Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
"La paz os dejo, mi paz os doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Celebrante: La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Celebrante: Como hijos de Dios, intercambien ahora un signo de comunión fraterna.
FRACCION DEL PAN
CANTO DE CORDERO DE DIOS
CORDERO (Balada)
Em Am
Cordero de Dios que quitas
C D Em
el pecado del mundo
Am D G Em
ten piedad de nosotros
Am B7 Em
ten piedad de nosotros ( 2)
Em Am
Cordero de Dios que quitas
C D Em
el pecado del mundo
C E7 Am D D7 G
Danos la paz, danos la paz
Am D G Em Am B7 E E7
Danos, danos, danos la paz
Am D G Em Am B7 Em
Danos, danos, danos la paz
Celebrante: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Celebrante: El Cuerpo de Cristo que me guarde para la vida eterna.
R. Amén.
COMUNION
MONICIÓN DE COMUNION (Monitor)
Para los hermanos que van a recibir la sagrada comunión es importante que antes de comulgar mediten en lo siguiente Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave no comulgue el cuerpo del señor sin acudir antes a la confesión sacramental Quien vaya a recibir la sagrada comunión debe abstenerse de tomar cualquier alimento al menos una hora antes a excepción del agua y de las medicinas.
Expresando nuestra alegría y nuestra fe en Jesús, a quien vamos a recibir realmente en la hostia consagrada, acerquémonos a comulgar cantando.
ANTÍFONA DE COMUNION (Monitor)
Con la misión de ayudar a nuestros hermanos con la corrección fraterna, siguiendo las normas que Dios nos ha dado hoy, vayamos al mundo con la alegría de ser colaboradores del Señor en la construcción de su reino.
CANTO DE COMUNION
A QUIÉN IREMOS
F C7 Dm
Señor, ¿a quién iremos?
F Bb Gm C7
Tú tienes palabras de vida
F A7 Dm
nosotros hemos creído
F Bb C7 F
que Tú eres el Hijo de Dios.
F Bb C7
Soy el pan que os da la vida eterna
F Dm Gm C7
el que viene a Mi no tendrá hambre
F F7 Bb
el que viene a Mi no tendrá sed
F Bb C7
así ha hablado Jesús.
F Bb C7
No busquéis alimento que perece
F Dm Gm C7
sino aquel que perdura eternamente
F F7 Bb
el que ofrece el Hijo del hombre
F Bb C7
que el Padre os ha enviado.
F Bb C7
No es Moisés quien os dio pan del cielo
F Dm Gm C7
es mi Padre quien da pan verdadero
F F7 Bb
porque el pan de Dios baja del cielo
F Bb C7
y da la vida al mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Celebrante: Concede, Señor, a tus fieles,
a quienes alimentas y vivificas
con tu palabra y el sacramento
del cielo, aprovechar de tal
manera tan grandes dones
de tu Hijo amado, que
merezcamos ser siempre
partícipes de su vida.
Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos. Por Jesucristo, nuestro Señor R. Amén.
RITO DE CONCLUSION
BENDICION FINAL
Celebrante: El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Celebrante: La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén.
Celebrante: Pueden ir en paz.
R. Demos gracias a Dios
MONICIÓN DE SALIDA (Monitor)
Con la misión de ayudar a nuestros hermanos con la corrección fraterna, siguiendo las normas que Dios nos ha dado hoy, vayamos al mundo con la alegría de ser colaboradores del Señor en la construcción de su reino.
CANTO DE SALIDA
MADRE ERES TERNURA
D Em
Madre eres ternura
A7 D
Eres una flor
Bm Em
Blanca y preciosa
A7 D
Llena de amor (2)
Em
Si, Señora ven a mi
A7 D
Ven, ven a mi
Bm Em
Cúbreme con tu manto
A7 D
Lleno de amor (2)
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